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Ciencia con buen gusto: EL LIBRO

Los profesores del seminario son coautores de un libro en el que se desarrollan aspectos teóricos y prácticos de Ciencia de la cocina

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MÉTODOS CULINARIOS    
FRITURA POR INMERSIÓN: CONVECCIÓN EN GRASAS

El método de fritura por inmersión tiene muchos puntos en común con el hervido: el alimento se sumerge por completo en el líquido calefactor y recibe  una elevada cantidad de calor sobre toda la superficie de contacto. La diferencia principal es la temperatura que alcanza el medio; el agua tiene como punto de ebullición los 100°C en condiciones normales de temperatura, mientras que las grasas tienen puntos de ebullición muy superiores dado el gran tamaño de sus moléculas y la elevada cantidad de puntos de atracción entre ellas. Gracias a esta diferencia en la fritura se pueden alcanzar los 170°C, indispensables para que comiencen las reacciones de Maillard y aparezca el típico color dorado.

   
Degradación del aceite de fritura
   

Otra diferencia importante es que las grasas tienen una naturaleza química orgánica y mucho antes de llegar a su punto de ebullición comienzan a sufrir degradación térmica generando multitud de subproductos orgánicos. Algunos de estos productos son volátiles y comienzan a desprenderse de la grasa en forma de humo, razón por la que se denomina “punto de humo” de una grasa a la temperatura a la que comienza su degradación térmica. Otros productos de la degradación son liposolubles y permanecen disueltos en la grasa; algunos son deseables ya que mejoran el intercambio de calor entre la grasa y el alimento, al menos en pequeñas cantidades. Otros muchos perjudican el uso de la grasa para fritura ya que forman polímeros que manchan las paredes del recipiente, generan sabores desagradables, dificultan la transmisión de calor e incluso son tóxicos y cancerígenos

   
Aceites adecuados para fritura
   

El punto de humo depende en gran medida de la proporción de ácidos grasos libres que presente la grasa utilizada y por esta razón es diferente para cada tipo de grasa. Cuanto más saturados  sean los aceites, más estables son frente a la disociación oxidativa e hidrolítica, y menos fácil es que polimericen. Desde este punto de vista convendría utilizar grasas animales saturadas, pero presentan el inconveniente de ser perjudiciales para la salud. En el otro extremo, los aceites ricos en el ácido poliinsaturado linoleico, como el de soja o el de girasol,  tienen un punto de humo bajo y no se deben utilizar para fritura. Un buen término medio es utilizar aceite de oliva, que tiene el punto de humo suficientemente alto y no contiene ácidos grasos saturados sino principalmente ácido oleico, monoinsaturado, y pequeñas cantidades de poliinsaturados.

En general, en la fritura el aceite debe mantenerse a una temperatura sobre los 180 °C, algo por debajo del punto de humo, porque si se fríen los alimentos a una temperatura demasiado baja, empapan más grasa.

   
Fases de la degradación del aceite
   

Manteniendo la grasa de fritura por debajo de su punto de humo se evita la aparición rápida de estas sustancias indeseables. Sin embargo, siempre que se calienta una  grasa se genera cierta cantidad de ácidos grasos libres por lo que en sucesivos usos la temperatura a la que se alcanza el punto de humo disminuye. Según van apareciendo subproductos de degradación térmica, se pueden distinguir cinco fases en el uso de una grasa para fritura:

  • En la primera fase  la grasa aún no a alcanzado la temperatura correcta y es inadecuada para la fritura. Si se sumergen en ella los alimentos el resultado se parecerá más a un hervido que a una fritura.

  • En la segunda fase, aunque la temperatura ya sobrepasa los  170°C necesarios para que el alimento se dore, aún transmite mal el calor al alimento ya que determinados productos de los que carece la grasa en crudo y que se asocian con la superficie del alimento y mejoran el intercambio de calor, aún no se han formado. Los primeros alimentos fritos quedan poco dorados y algo crudos por el centro.

  • En la tercera fase han aparecido ácidos grasos libres y otras pequeñas moléculas orgánicas que favorecen el proceso. Es la fase óptima en la que los alimentos desarrollan un exterior dorado y crujiente y quedan bien hechos en el interior. Además, la formación de una corteza de fritura correcta evita que empapen demasiada grasa y, una vez escurridos, quedan poco grasientos y más ligeros.

  • A partir de determinado tiempo de uso, la grasa ha generado demasiada cantidad de estos productos y el alimento tiende a quedar demasiado hecho y más aceitoso. Aparecen también sustancias responsables de sabores desagradables y el característico olor a “fritanga”. Aún no hay una cantidad preocupante de sustancias insalubres pero comienzan a aparecer polímeros y el aspecto de la grasa pierde transparencia. Se puede considerar degradada.

  • En la quinta y última fase se forman cantidades preocupantes de tóxicos y cancerígenos como la acroleína, y los polímeros de grasas se depositan sobre las paredes del recipiente. Freír con una grasa en este estado es perjudicial para la salud y provoca unos resultados gastronómicos muy pobres.

   

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© Carmen Cambón, Marisol Martín y Eduardo Rodríguez. Seminario "Ciencia con buen gusto"

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