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MÉTODOS CULINARIOS  

HERVIDO: CONVECCIÓN EN AGUA

En este método, la máxima temperatura posible, hirviendo a fuego vivo, es la de ebullición del agua, sensiblemente inferior a la necesaria para que se den las reacciones de Maillard.

Sin embargo, la gran superficie de contacto entre el alimento, completamente sumergido en agua, unida al elevado calor específico que el agua tiene, determinan una transferencia de calor muy elevada.

Existen diferentes tipos de hervido: en el hervido a fuego lento y en el pochado, se evita alcanzar la temperatura máxima ralentizando el proceso. En el braseado se hierve en un recipiente cerrado y completamente rodeado de la fuente de calor (originariamente se introducía entre las brasas), de este modo el calentamiento es uniforme y se evita que escapen vapores de la preparación arrastrando moléculas sápidas. El moderno método de cocción al vacío consiste en cocer el alimento en un recipiente cerrado en le que se ha hecho el vacío parcial disminuyendo la temperatura de ebullición del agua.

La temperatura alcanzada por el agua en el hervido depende de los siguientes factores:

  • El equilibrio entre el calor entrante, dependiente de la fuete de calor y el calor perdido al medio que depende de la superficie. Se alcanza una temperatura de equilibrio cuando ambos flujos se igualen. Se puede actuar sobre estas variables regulando el fogón o escogiendo un recipiente más o menos aislante. También es importante tapar o no el recipiente.

  • El punto de ebullición del agua. Si se alcanza, el exceso de calor se libera en forma de formación de vapor sin elevarse la temperatura. A presión normal (1 atm.) la temperatura de ebullición del agua pura es de 100°C pero desciende a menor presión y asciende si se cierra herméticamente el recipiente impidiendo escapar al vapor producido y aumentando así la presión interna. Este es el principio de las ollas a presión y de los autoclaves. En las ollas a presión se aumenta la temperatura hasta unos 120°C lo que acorta considerablemente el tiempo necesario para cocinar. En cualquier caso no se alcanza la temperatura necesaria para que comiencen las reacciones de Maillard (170°C), ya que seria necesario alcanzar una presión excesiva para la resistencia de las paredes de la olla.

El punto de ebullición aumenta si se añaden solutos al agua (generalmente sal o azúcar), pero a concentraciones bajas es un aumento insignificante por lo que en la práctica no tiene importancia. En algunas preparaciones concretas, como la cocción del almíbar de azúcar, si se alcanzan concentraciones elevadas según se va perdiendo agua por evaporación y la temperatura puede llegar hasta unos 150°C entes de perder todo el agua, quedando el azúcar fundida prácticamente pura.

En muchas ocasiones no es deseable alcanzar la temperatura máxima ya que e desea que el calor vaya penetrando en el alimento por conducción interna sin llegar a temperaturas elevadas en su superficie. El método normal es disminuir la entrada de calor para que la temperatura de equilibrio se alcance entre los 60-80°C; también se puede disminuir la presión atmosférica como en el ya citado método de cocción al vacío.

Durante el hervido se produce un importante intercambio de sustancias entre el líquido calefactor y el alimento. No solamente se intercambian sustancias hidrosolubles por difusión sino que también se intercambian grasas cuyo punto de fusión esté por debajo de la temperatura de cocción. El calor favorece la emulsión de microgotitas suficientemente pequeñas como para desplazarse en el líquido.

Básicamente los intercambios entre el alimento y el agua están regidos por la ley de la concentración: las sustancias se mueven a favor de gradiente de concentración desde el alimento al agua o viceversa permitiendo introducir sabores en la pieza cocinada o liberarlos al agua que se transformará en caldo

 

 

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© Carmen Cambón, Marisol Martín y Eduardo Rodríguez. Seminario "Ciencia con buen gusto"

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